A partir de esta idea se nos ocurrió diseñar una lampara que invitase a la reflexión sobre este paso del tiempo.
Fue un reto encontrar la manera de mecanizar las piezas a través del CNC de la empresa y cómo incorporarle luego en el centro la tecnología de la forma más invisible posible.
El resultado es una lámpara, a la que hemos llamado centenaria por la edad de la pieza empleada, con muchas posibilidades de ubicación por su presencia elegante y sólida.
El reto ahora es seguir con la colección y crear un modelo con batería que permita eliminar el cable dotándola así de una mayor versatilidad.